1. ¿No la ha leído? Pues es una lástima. No pierda un minuto más y corra a leerla. Es una obra extraordinaria que además no presenta dificultades en su lectura y que encontrará gratis en Internet. Y cuando la haya leído, y solo entonces, lea el punto 2 de este post.
Y ahora viene el punto 2 de este post, que solo puede leerse si antes se ha leído «Mansfield Park». Para que no lea inadvertidamente el punto 2 sin haber leído antes la obra, trazo una raya que marque un espacio y así solo leerá el punto 2 deliberadamente.
Trazada la raya que impedirá que usted lea sin querer el punto 2, porque es fundamental que lea la obra sin prejuicios ni sugerencias de interpretación, pasamos al punto 2.
2. Relea «Mansfield Park», o, al menos, recuerde y reinterprete retrospectivamente lo que ha leído, a la luz del párrafo del capítulo 21 que voy a transcribir, que quizá se le haya escapado.
Contexto del párrafo. En Inglaterra hacia 1810, la ¿protagonista? Fanny, tímida, recta, callada, modesta e ingenua jovencita que vive en situación de involuntaria dependencia de la familia de sus acaudalados tíos, dueños de la mansión Mansfield Park, habla con su querido primo Edmund. Edmund es el hijo segundón de la familia, se caracteriza por su criterio moral estricto hasta la ridiculez (cuando se enamora, no tan estricto) y está previsto que en breve se ordene sacerdote. El diálogo tiene lugar tras la vuelta inesperada de sir Thomas, el tío de Fanny y padre de Edmund, también de criterio moral muy estricto, el cual ha tenido que pasar uno o dos años en sus posesiones de la isla Antigua, colonia británica en las Indias Occidentales, porque allí habían surgido problemas que exigían su presencia para solucionarlos.
Transcribo la frase de Fanny, la cual intenta justificar que ya no es tan callada y tímida como antes de que el tío emprendiera el viaje, y la contestación de Edmund:
«-Pero si hablo con él [con el tío] más que antes. Estoy segura. ¿No me oíste preguntarle anoche sobre el mercado de esclavos?
-Sí, te oí… y esperé que a esa pregunta siguieran otras. A tu tío le habría gustado que le hubieses hecho más preguntas.«
Y ya está. A la luz del dato de que sir Thomas y su familia obtienen los ingresos que les permiten vivir en la opulencia y sin trabajar de la explotación, tortura y trata de esclavos en un territorio colonial, relea o reinterprete la novela, que va sobre personajes británicos de clase social ociosa, incluyendo algunos que son presentados como de elevados criterios morales, incluso uno que en breve va a ser sacerdote y que defiende con calor el papel de los sacerdotes en la sociedad como modelos e inspiradores de conducta.
A la luz de ese párrafo, reinterprete las repetidas referencias a la isla Antigua, a los problemas allí surgidos, a por qué debía ser necesaria la presencia de sir Thomas para solucionarlos e imagine cómo los solucionaría quien es considerado por su propia familia como persona seca, severa y poco afectuosa. Imagine por qué sería necesario prolongar su estancia más allá de lo inicialmente previsto y qué haría allí con las esclavas quien había dejado en Inglaterra a su esposa. Imagine también cómo sería la estancia en Antigua del hijo mayor, que viajó con el padre para aprender el manejo de los negocios, e imagine qué aprendería allí y por qué se volvió a Inglaterra antes que el padre. Valore también qué rectitud moral tienen el padre y el hijo segundo, modelos de rectitud, cuando todos viven de la esclavitud, y el hijo segundo además vivirá como sacerdote del dinero procedente de la esclavitud, pues su beneficio eclesiástico se financiará con los ingresos derivados de la trata y explotación de esclavos. E imagine qué sociedad perversa es esa en la que las jóvenes casaderas no podían ni actuar en una representación teatral casera, y no digamos ya si intervenían como actores personas que no fueran del más íntimo círculo familiar y si la obra se refería a relaciones amorosas, por considerarse indecoroso por algunos, pero no era indecoroso vivir de la esclavitud, y valore el dato de que el mismo paterfamilias que muy enfadado y ofendido anula de inmediato el plan de una comedia casera, por indecoroso, es quien ha pasado un par de años manejando esclavos y quién sabe si violando esclavas, y que antes y después del viaje vive de la esclavitud.
Un tema, por cierto, el de la esclavitud tan carente de interés para la familia que ni se menciona más que de pasada en la novela y que suscita tan nula curiosidad que nadie de la familia, salvo Fanny y por pura educación, se molesta en preguntar al padre por ello.
Ni saben ni quieren saber; como las familias de los mafiosos. Y los que saben, lo aceptan como normal. Discuten si el padre se pasa de estricto prohibiendo una inofensiva representación teatral casera pero ni se les ocurre dedicar ni un segundo de pensamiento ni de conversación a cómo habrá solucionado sir Thomas los problemas en las plantaciones.
Y ahora, dígame si Jane Austen escribía lo que para denigrar se llama «Literatura femenina».
Verónica del Carpio Fiestas
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