¿Los madrileños hablamos muy deprisa todavía?

«La lectura, en una publicación cultural colombiana13 del artículo “Algunos modos de decir en el español de Madrid” del profesor Luis Flórez, uno de los principales lingüistas del país, produce una curiosa impresión. Escrito tras una estancia en Madrid, el trabajo contiene una serie de observaciones sobre los usos lingüísticos de la capital de España, comentados, a veces no sin cierta extrañeza, por el autor. Citaremos algunos casos. Flórez observa, en primer lugar, que muchos españoles hablan tan rápido que un colombiano no llega a entender, especialmente por teléfono a todo lo que le dicen (lo cual puede servir de consuelo a un sueco, o a cualquier hispanohablante, que a veces opina lo mismo) 14.
Veamos, como primer ejemplo, una cuestión morfológica. Luis Flórez afirma que el empleo de le en lugar de lo es corriente. En Europa solemos aprender, por lo contrario, que en América dicen y escriben lo en vez de le en el acusativo de persona. Pero desde el punto de vista histórico, Flórez tiene, naturalmente, razón: este uso de muchas regiones de España supone la pérdida de una distinción motivada históricamente […]. Es sólo desde el punto de vista referencia en lo que resulta interesante. Un americana toma su uso lingüístico como punto de partida y comprueba que en Madrid se dice, en cambio, tal o cual otra cosa. Indica así, por ejemplo, que en España se emplea tú y en plural vosotros cuando en toda Hispanoamérica se usa ustedes […]. En este caso, por el contrario, el uso americano comporta una evolución hacia un mayor empobrecimiento, frente al español más conservador.
Flórez nota, además, que en Madrid «dicen» chófer mientras que en Bogotá «se dice» chofer con el acento en la última sílaba. Nosotros solemos decir, sin embargo, que aquí «se dice» chófer, pero que en América «dicen» chofer. Observa también que la j madrileña se pronuncia como una aspiración muy fuerte. Desde el punto de vista europeo, ello suele expresarse en el sentido de que en América la j con frecuencia se debilita hasta pronunciarse como una aspiración débil parecida a una h-. Cuando alude a la doble acentuación de los compuestos de imperativo y pronombres pospuestos tipo fijesé, siéntaté, hace pensar enseguida en el gauchesco, donde son características dichas formas; hasta tal punto no son privativas de América -pese a que en Argentina se crea lo contrario- que un colombiano siente extrañeza al oírlas en Madrid.
En el campo del vocabulario advierte Flórez que en España se denomina coche a lo que en Colombia carro. reservándose ésta última palabra en España para los vehículos de tracción animal. Asimismo en Colombia dicen bebidas heladas y en España bebidas frías, en Colombia comercios, en España, generalmente, tiendas, en Bogotá vestidos sobre medida y en Madrid traje a medida. Volviendo a la gramática, subraya el mayor uso del perfecto compuesto en España; en Colombia se prefiera habitualmente el simple (se fue por se ha ido).
Al analizar los fenómenos populares madrileños nota Flórez, entre otras cosas, las formas reducidas ara por ahora (vulgarismo igualmente frecuente en América) y amos (exclamación) por vamos, forma que yo mismo había anotado como típica de los cocheros de caballos de Buenos Aires.
Flórez advierte la existencia de anglicismos y galicismos como Snack bar, vestido prêt a porter, degustación, y concluye que España se europeíza al tiempo que su universaliza e industrializa. No es casualidad que sea un colombiano precisamente el que haga estas observaciones y al que choque que la deshispanización, pues en Bogotá la tendencia sigue siendo la contraria. conservándose viva todavía la herencia de Caro y Cuervo. Por ello Flórez añade: «el español medio parece no tener preocupación por la corrección y por eso al castellano prurito que entre los colombianos cultos y semicultos llega a veces a extremos exagerados.»

13 Noticias culturales, Instituto Caro y Cuervo, número 56, 1965.

14 La expresión, frecuentemente oída, de que algunos pueblos «hablan muy rápido», suele depender simplemente dificultades en el entender debidas a falta de familiaridad con la lengua en cuestión. Véase mi obra La lengua y el hombre [Ed. Itsmo, Col. Fundamentos, Madrid, 1970].

Del libro La América hispanohablante. Unidad y diferenciación del castellano, del ilustre lingüista e hispanista sueco Bertil Malmberg (1889-1994), Ed. Istmo, Colección Fundamentos, 3ª ed. Agosto 1974, págs. 246-250. Libro fue publicado por primera vez en el año 1966.

Por la selección y el título del post,

Verónica del Carpio Fiestas